Código de Ética
Nos gobiernan doce principios:
- Profesionalismo
Estudiamos cada asunto con diligencia, escrúpulo profesional y rigor técnico. No permitimos que nuestras vanidades o eventuales diferencias afecten a nuestro cliente o al buen nombre de nuestra organización. - Responsabilidad
Creemos que nuestras labores académicas son un complemento de nuestro desarrollo personal, pero no vivimos de ellas y no permitimos que nos distraigan de los compromisos que adquirimos con nuestros clientes. - Autocontrol
La posición del magister dixit, tan tristemente generalizada en el medio constitucional, ridiculiza al abogado, defrauda la buena fe de su cliente y lo coloca en una posición sumamente vulnerable. Si el máximo tribunal del país decide de manera colegiada, por mayoría de razón nosotros también lo hacemos. - Compromiso
Tomar un asunto es para nosotros un pacto de honor. Acompañamos a nuestro cliente en todas sus necesidades y nos tomamos muy en serio nuestro deber hacia él. Esperamos el mismo trato de su parte. - Patriotismo
Anteponemos los intereses públicos a los individuales, pero subordinamos ambos a los republicanos, porque México es un país de leyes y de libertades. Nos reservamos el derecho de renunciar a asuntos que atenten contra nuestros valores cívicos o morales. - Honestidad
Ser congruentes en el sentir, el pensar, el decir y el hacer es una cualidad que exigimos de nosotros mismos en lo profesional, en lo moral y, sobre todo, en lo intelectual. No toleramos la deshonestidad entre nosotros, ni en nuestro cliente. - Transparencia
Tenemos una política de puertas abiertas. Los asuntos “confidenciales” no nos interesan. Sólo cuando exista una razón legítima de Estado para guardar un secreto, lo guardamos, y mejor que nadie. Honramos desde luego la privacidad de nuestros clientes con extremo cuidado. - Universalidad y sencillez
Conscientes de que toda práctica eficaz precisa de una robusta reflexión teórica, procuramos mantener lo más sencilla y accesible posible la defensa de la Constitución ante su cada vez mayor complejidad. - Empatía e iniciativa disruptiva
Respaldamos a nuestro cliente de manera integral y multidisciplinaria según sus necesidades, diciéndole “cómo sí” y no “por qué no”, cuando sus intenciones son congruentes con su investidura. En nosotros encontrará respuestas creativas, propias de un trabajo armónico y consensuado. - Civilidad
Fomentamos el diálogo responsable entre entidades, poderes y órganos del Estado para el progreso institucional de la República y utilizamos la confrontación legal como último recurso. - Titularidad profesional
Como una forma de lealtad a nuestros clientes y respeto por nuestros colegas, no subcontratamos servicios constitucionales. En todo caso, podemos convocar a la suma de talentos. - Mejora continua
Mejoramos nuestros procesos y nuestra forma de trabajo cada día. La autocrítica, pero sobre todo la retroalimentación de clientes y colegas, son nuestras mejores maneras de crecer.
Código de Ética
Nos gobiernan doce principios:
- Profesionalismo
Estudiamos cada asunto con diligencia, escrúpulo profesional y rigor técnico. No permitimos que nuestras vanidades o eventuales diferencias afecten a nuestro cliente o al buen nombre de nuestra organización. - Responsabilidad
Creemos que nuestras labores académicas son un complemento de nuestro desarrollo personal, pero no vivimos de ellas y no permitimos que nos distraigan de los compromisos que adquirimos con nuestros clientes. - Autocontrol
La posición del magister dixit, tan tristemente generalizada en el medio constitucional, ridiculiza al abogado, defrauda la buena fe de su cliente y lo coloca en una posición sumamente vulnerable. Si el máximo tribunal del país decide de manera colegiada, por mayoría de razón nosotros también lo hacemos. - Compromiso
Tomar un asunto es para nosotros un pacto de honor. Acompañamos a nuestro cliente en todas sus necesidades y nos tomamos muy en serio nuestro deber hacia él. Esperamos el mismo trato de su parte. - Patriotismo
Anteponemos los intereses públicos a los individuales, pero subordinamos ambos a los republicanos, porque México es un país de leyes y de libertades. Nos reservamos el derecho de renunciar a asuntos que atenten contra nuestros valores cívicos o morales. - Honestidad
Ser congruentes en el sentir, el pensar, el decir y el hacer es una cualidad que exigimos de nosotros mismos en lo profesional, en lo moral y, sobre todo, en lo intelectual. No toleramos la deshonestidad entre nosotros, ni en nuestro cliente. - Transparencia
Tenemos una política de puertas abiertas. Los asuntos “confidenciales” no nos interesan. Sólo cuando exista una razón legítima de Estado para guardar un secreto, lo guardamos, y mejor que nadie. Honramos desde luego la privacidad de nuestros clientes con extremo cuidado. - Universalidad y sencillez
Conscientes de que toda práctica eficaz precisa de una robusta reflexión teórica, procuramos mantener lo más sencilla y accesible posible la defensa de la Constitución ante su cada vez mayor complejidad. - Empatía e iniciativa disruptiva
Respaldamos a nuestro cliente de manera integral y multidisciplinaria según sus necesidades, diciéndole “cómo sí” y no “por qué no”, cuando sus intenciones son congruentes con su investidura. En nosotros encontrará respuestas creativas, propias de un trabajo armónico y consensuado. - Civilidad
Fomentamos el diálogo responsable entre entidades, poderes y órganos del Estado para el progreso institucional de la República y utilizamos la confrontación legal como último recurso. - Titularidad profesional
Como una forma de lealtad a nuestros clientes y respeto por nuestros colegas, no subcontratamos servicios constitucionales. En todo caso, podemos convocar a la suma de talentos. - Mejora continua
Mejoramos nuestros procesos y nuestra forma de trabajo cada día. La autocrítica, pero sobre todo la retroalimentación de clientes y colegas, son nuestras mejores maneras de crecer.